Se acabaron los juegos, los paseos por la playa, el campo o la montaña: cuando llega el final de las vacaciones, los animales experimentan la depresión al igual que los niños que regresan a clase o nosotros al volver a la rutina del trabajo.
Los ladridos, llantos, cosas destrozados, etc. son indicios que deben alertar al amo sobre el malestar de su mascota y para que el animal este de buen animo hay que restablecer los antiguos hábitos antes del fin de las vacaciones y mantenerlos distraídos escondiéndoles por ejemplo croquetas por la casa.
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